Era jueves, como la última mujer de otoño.
Sus labios amarrados por el viento frío
embestían la noche, su última.
Pues ella es dueña de los días y los versos muertos,
siendo dueña de todos los minutos: ella es un calendario.
Calada tras calada, la tristeza escapaba de su aliento.
Era su último día, y yo a lo lejos.
El techo luminoso era el cielo adornado de estrellas
en este, su último acto.
La estación moría en otoño, como los versos
que no soplaron a sus oídos rosados.
La lluvia de niebla empapaba sus anteojos de marco blanco,
tan delgados,
como las huellas de las gaviotas en la arena.
Ella salía deprisa y entre aplausos del último escenario.
El otoño caía para culminar el verso,
tan deprisa, tan a lo lejos.
Y mi corazón se apagaba en este, su último acto.
Fuente de la imagen:
http://www.periosia.blogspot.com/
¡Tienes tanto talento! Tus palabras aterciopeladas, tan ligeras y cargadas a la vez…
Es música, ¿y qué es, al fin y al cabo, la poesía?
Gracias por el comentario. Creo que la poesía es una expresión tan natural que salta del alma sin reparo. Y la poesía… puede estar en todo, desde un cuerpo humano, hasta en la naturaleza, la música o el cielo.
Regresa pronto. Salu2.