Suenan a estribillo determinados alegatos a la diferenciación. Levantas una piedra y, además de españoles en el paro, encuentras a algún que otro autor que se cuelga en el cuello un letrero en el que podemos leer “Soy distinto a los demás”. No es que pretenda señalarme como diferente al resto en estas líneas. Cuando leo, oigo o veo algo relacionado con la metafísica procuro huir. Pero sí que quiero señalar determinadas conductas que, de forma pasiva o activa, me han llevado a pensar que la masa de Ortega y Gasset está volviendo a sus más terroríficos orígenes.
Los paladines de la verdad dicen que Occidente está en crisis. Las facturas lo corroboran. Decía Cervantes que los tiempos de hambre eran tiempos de poetas. Los tiempos cambian, como podemos ver, y los poetas refugian sus obras en librerías de segunda mano, porque si no te apellidas Sabina o García Montero, no eres nadie. Crisis, crisis, crisis. Al margen de los números rojos, los españoles tenemos una crisis de identidad individual increíble. No me refiero a nada del estilo de El crisantemo y la espada de Ruth Benedict. Me refiero al miedo a discrepar y a la represión sufrida en caso de.
Vivimos en la dictadura de lo políticamente correcto. Lo políticamente correcto no es malo. Es lógico y necesario que en democracia existan ideologías y usos comunes. Lo criticable es la dictadura de lo políticamente correcto. Es cuando la gente se agrupa en torno a clichés y convierte una ideología o un modo de hacer en dogma. Por tanto, aquí no criticamos a una persona porque sea progresista o porque sea conservadora. Criticamos a los que, tomando una serie de caracteres, excluyen a los que piensan de distinta forma.
La “dictadura de lo políticamente correcto” se bifurca en dos vías (qué sabio aquél que inventó a Caín y a Abel). La vía izquierda es la progre (no progresista, ojo; sino progre). La vía progre no es una vía de izquierdas, ojo al dato (“Yo soy rojo, no progre. Si quiere insultarme, llámeme progre”, don Julio Anguita dixit). Es una vía de hijos bien alimentados que creen que salvarán al mundo financiando organizaciones ecologistas y aumentando el período para abortar. Simpatizan con el Gobierno actual, y si lo criticas en presencia suya te califican (cómo no) como fascista. La otra vía es la vía pija-conservadora, acomplejada de titularse como de derechas, aunque en realidad lo sea. Critican al actual Gobierno, incluso cuando les favorece (la mayoría de las veces). Gustan de exhibirse por bares de Metropolitano, y mandan a sus hijos a universidades privadas caras no para sacar una carrera, sino para encontrar esposa o marido.
El que les escribe ha mantenido enfrentamientos verbales con ambos bandos. En el fondo son iguales: son irrespetuosos, clasistas, y creen que la palabra diálogo es una regla de acentuación. Mezclan la mierda con el tocino porque no escuchan, y si disientes en algo con ellos, se ponen rojos y alzan la voz iracundamente. Asustan a los que tienen una opinión propia, a los que no están dentro de su masa. A su vez, los parias, los que piensan por sí mismos y no creen en el absolutismo de un bando o de otro, tienen miedo a hablar, a expresar su opinión, a debatir. ¿Por qué? Pues es una de las cosas que no entiendo ni entenderé jamás.
Seguramente, este artículo levantará muchas ampollas y, los que se sientan ofendidos, pues dirán cosas de mí y de la gente con la que comparto genes (también sé que muchos dirán: “Qué razón lleva”, pero lo harán en privado, por si acaso la Inquisición los lleva a la hoguera). Pero me es igual. Odio los refranes, pero reconozco que aquél que dice que las verdades duelen es sabio como él solo. Quería retratar a esta realidad tan palpable y tan preocupante que vivimos. Lo vemos día a día, y todos lo sabemos. Animo al personal, pues, a ser diferente al resto (y no me refiero a convertirse en Carmen de Mairena o en Paco Porras), a mantener y a defender su identidad personal. A lo mejor nos va bien y todo. No se tomen esto como un sermón de domingo, por favor. Servidor es el mayor pecador de toda la pradera. Simplemente, piensen un ratito.
Fuente de la imagen:
Rene Magritte: «Las vacaciones de Hegel».
Buen texto. Me parece que está muy bien escrito y estructurado.
¡Enhorabuena Jesús!
Hay que ser muy valiente para llevar la contraria a las «falsas» mayorias. Lo dijo un tal Tocqueville, francés, no creo que lo conozcan…… Pero lo preocupante es que fue hace doscientos años.
[ http://www.onceu.es/opinion/856/El-ocaso-de-las-%C3%A9lites ]
Preciso, Jesús, finamente preciso.
Aunque estoy de acuerdo contigo, tengo que decir que hay personas, que a determinada edad, se comportan como se comportan porque no saben cuál es su identidad, ergo no tienen ni idea de cómo defenderla.
El artículo está genial, te lo digo por aquí y te lo diré en persona también. Me parece un artículo de alguien que tiene las cosas claras y la cabeza en su sitio.
Un saludo.
Las cuestiones de identidad son complicadas, en España parece que no aprendemos. Lamentablemente vivmos bajo un esquema dualista que no parece evanescer. Ya va siendo hora de arar la tierra y volver a sembrar.
Buena crónica. Saludos.
Fabuloso articulo Jesús! Que la gente piense un ratito para enderezar a España.
Un saludo!
«qué razón lleva» (yo es q no tngo miedo de la Inquisición xD) a mi tb m ha pasado q m clasifiquen :S pero cada uno sabe quien es =)
un artículo genial, como siempre.
Un saludo, pecadooor
buen texto, así es la realidad y así nos la has contado