Revista Digital

El arte de sangrar cada 28 días

“Verás, soy mujer. Y dejo que las mariposas se suiciden cada veintiocho días, y sufro el dolor de quien pierde un hijo durante cuatro.”

Irene X

Cada 28 días las mujeres tenemos visita. A veces llega puntual, otras se retrasa y muchas, incluso, se adelanta. Se trata de Andrés. Andrés el que viene cada mes. O la señora de rojo. Tiene muchos y variados nombres y, por lo general, su llegada no es muy esperada.

Podríamos definir la menstruación como el “proceso fisiológico por el que las mujeres y las hembras de ciertas especies animales expulsan periódicamente por la vagina un óvulo maduro no fecundado con sangre y otras materias procedentes del útero”. Así lo hace la Real Academia Española (RAE), que nos deja claro que es un procedimiento natural. Sin embargo, por motivos culturales, creencias, tradiciones, ideologías etc., la regla ha sido considerada siempre como algo tabú en nuestra sociedad, tanto en el siglo XVIII, como en el XIX, como en el XX y, por desgracia, en el XXI.

Beauty in blood
Obra de Jen Lewis y su proyecto «Beauty in Blood»

Vivimos en la era de Internet, los coches eléctricos y los teléfonos inteligentes; y sin embargo, somos incapaces de normalizar algo tan sencillo y natural como la pérdida de sangre que supone la no concepción de un óvulo.

El año pasado, la joven paquistaní Rupi Kaur, subió a Instagram una fotografía suya tumbada en la cama con una mancha de sangre en el pantalón del pijama y las sábanas también salpicadas. Se trataba de una de reivindicación que su hermana Prabh y ella realizaron para mostrar este momento femenino. Pocos minutos después Instagram censuraba la foto. El tema desató una gran polémica y la red social reconoció a BBC Mundo que había habido un error, por lo que rectificó posteriormente permitiendo que la joven pusiera otra vez el contenido.

BBC
Imagen de Rupi Kaur censurada por Instagram

Con el objetivo de hacer que este tema “prohibido” pueda llegar a tratarse con normalidad y ayudar a las muejeres a entender mejor sus procesos, están los terapeutas o pedagogos menstruales. La terapia o pedagogía menstrual no existe como disciplina, pero es una vía pionera desde donde se genera y difunde conocimiento en torno al ciclo menstrual. Conocí este término gracias a la pedagoga menstrual Erika Irusta, quien se dedica, como ella misma explica en su blog, a lograr “que todas las mujeres puedan vivir su cuerpo y su ciclo menstrual desde el autoconocimiento y, por supuesto, desde el placer”. Además, Erika ha creado la red social Soy 1 soy 4, una plataforma donde las mujeres son libres para compartir sus deseos, miedos y sueños, y conocer y experimentar sus fases hormonales.

Además de los terapeutas menstruales, ha surgido un activismo distinto consistente en convertir la menstruación en arte a través de la poesía o la fotografía. Su máxima exponente es la estadounidense Jen Lewis, que se define como artista y diseñadora menstrual y es la creadora de la web Beauty in Blood. Similar a Lewis y siguiendo su idea, aparece la conocida como Doctora Glas (Loola Pérez), quien decidió hacerse un selfie -y compartirlo- mordiendo un tampón lleno de sangre menstrual, con el objetivo de que la gente se cuestionase. Como respuesta obtuvo un cúmulo de reflexiones y también algunas amenazas. Dado su éxito y el alboroto creado, Loola ha continuado con este movimiento feminista a favor de la naturalización del periodo a través de su blog tratadodeamorgenital.blogspot.com.es.

Este gran tabú en torno a la menstruación se sostiene gracias a una importante cantidad de mitos erróneos que existen sobre ella, como que «no puedes quedarte embarazada», «no debes hacer ejercicio» o «si eres virgen no puedes usar tampón». A ellos se suma la idea generalizada que relaciona los genitales femeninos o la menstruación con la suciedad y el mal olor, una concepción respaldada por la gran mayoría de anuncios de compresas y tampones.  Aunque cada día se imparten más charlas en los colegios e institutos donde se proporciona información acerca de la regla, no se termina de tratar este asunto con normalidad y ver a una chica sacar clandestinamente una compresa del bolso para ir al baño sigue siendo una imagen muy común.

La educación se configura una vez más como la herramienta necesaria para terminar con el tabú que rodea la regla,  una buena educación sexual que informe de manera correcta, tanto a niñas como a niños, sobre esta fase de la biología femenina, y que les haga ver que este ciclo hormonal es completamente natural. Una vez más, el cambio está en nosotros, los adultos, quienes otra vez más hemos convertido en tabú una de las cosas más cotidianas de la vida.

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