A diferencia de sus anteriores trabajos discográficos, Lantana destila en sus nuevas canciones un hermoso equilibrio entre el impulso orgánico de sus características estructuras pop, tamizadas por sensuales pianos, y los novedosos matices electrónicos que dan lugar a atmósferas minimalistas. Todo ello sin perder la esencia de sus intensas letras repletas de amor y desamor, cubiertas por un halo mágico que todo lo puede.
Los primeros sencillos promocionales “Ex-corazón” y “Perfecto” condensan a la perfección el maravilloso espíritu armónico que atesora Lantana en su nueva producción sonora, pero en su interior habitan preciosas canciones por conquistar. Imperceptibles composiciones como “Herida” o “Amapola blanca” acarician el alma con la suavidad de un viaje vital hacia el desamor, y se van ascendiendo hacia espacios grandiosos con cada nueva escucha.
En el polo inverso entroncan ritmos fulminantes que atrapan al primer instante como “Perfecto” o “Háblame”, henchidos de arreglos bailables. En otra dimensión respira “Ultra luz”, que disfruta de multitud de influencias armónicas tan lujosas como Moby o Coldplay. Un tema que progresa desde lo más ínfimo hasta latitudes estratosféricas gracias a la confluencia de infinitos pianos y sintetizadores. Por su parte, “Reina rey” almacena un medio tempo cíclico que enamora por su melodía y su caligrafía exquisita, al igual que lo hacen “Mi boca” o “Cuando se acabe el mundo”, una nana cegadora que arrulla al corazón con la dulzura de sus palabras.
No hay duda de que esta cantautora del intimismo penetrante y crudo ahora vuela por libre, se ha emancipado para dar lugar a una musicalidad que disfruta de terrenos creativos inexplorados para ella en su nuevo disco Ex-corazón. Lantana ha madurado, se ha hecho mayor con un álbum exacto que gustará a sus fieles seguidores, pero que abre nuevas ventanas a indiscretos y profanos.